Los ladridos del perro de un vecino es una de las situaciones que más molestias y controversia provoca. Aunque un animal tiene sus propios instintos, su dueño es el responsable de su comportamiento. Se debe tener en cuenta que el hecho de tener una mascota en casa no exime de respetar el descanso del resto de personas que viven cerca y hay que cumplir unas normas de convivencia.
Normalmente, los perros suelen ladrar de forma constante o hacer otro tipo de ruidos cuando se dejan solos mucho tiempo. Es obvio que el animal se lamente por estar encerrado en un lugar y sin ninguna compañía durante largas horas. Por ello, si algún vecino denuncia el ruido que causa, el propietario del perro se puede enfrentar a una multa que oscila en torno a los 300 euros por incumplimiento de las normas recogidas en el Código Civil y en las ordenanzas municipales que regulan el ruido en los vecindarios.
Pasos a seguir si el perro del vecino ladra
De inicio, los perros no se pueden dejar solos en una vivienda durante un largo periodo de tiempo. Si los ladridos son continuos y causan molestias tanto de día como de noche, se puede recurrir a diferentes vías antes de poner una denuncia por ruido. En primer lugar, lo más conveniente es hablar con el vecino y comentarle el trastorno que supone para la tranquilidad del resto de residentes.
Si después de tratar el tema de manera personal, el dueño del animal no soluciona el problema, se puede comentar con otros propietarios o tratar la situación en una comunidad de vecinos. Si un grupo de personas exigen al responsable que tome medidas, es posible que los ruidos cesen por la presión de los vecinos.
No obstante, si el sonido de los ladridos continúa, el siguiente paso es avisar a la policía local para que den un toque de atención al propietario del perro y, en su caso, midan el nivel de ruido.
Multa por los ladridos de un perro
Cuando ninguna de las opciones anteriores funciona, se puede denunciar por ruido en el juzgado. Es importante aclarar que los ladridos que se producen de forma ocasional no son objeto de la vía judicial; únicamente cuando son continuados y superan el límite del ruido permitido, es decir, cuando el sonido impide tener un descanso normal y constituye un perjuicio para la salud.
En muchos casos, no es preciso realizar una medición del nivel de ruido para denunciar el caso, sino que las molestias y los daños causados al bienestar de los vecinos por un perro se muestran de forma evidente.
Además de poner una demanda en el Juzgado de Primera Instancia, también se puede presentar un escrito en el Ayuntamiento del municipio alegando que se está infringiendo algún punto de las ordenanzas municipales relacionadas con la contaminación acústica o la tenencia de animales en las viviendas. De este modo, también es posible que el organismo público inicie un procedimiento sancionador contra el dueño del perro.
En cualquier caso, el artículo 1905 del Código Civil establece que: “el poseedor de un animal, o el que se sirve de él, es responsable de los perjuicios que causare, aunque se le escape o extravíe. Sólo cesará esta responsabilidad en el caso de que el daño proviniera de fuerza mayor o de culpa del que lo hubiese sufrido”.
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