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Espina bífida: todo lo que debes saber

5 Min de lectura
La espina bífida es una malformación grave que afecta al sistema nervioso central. Descubre más sobre ella.
Doctora Esther Martinez
Dra. Esther Martínez
Nº Colegiado 080837747 | Licenciada en Medicina y Cirugía. Especialista en Pediatría con Formación en Alergología de MAPFRE | Web

Pediatra, experta en acupuntura y nutrición oncológica. Actualmente lidera la Unidad de Oncología Pediátrica Integrativa del Hospital Sant Joan de Déu Barcelona. Ha sido pionera en España desarrollando la acupuntura infantil como un procedimiento médico complementario, seguro e indoloro. Compagina su trabajo con la docencia.

¿Qué es?

La espina bífida en es una deformación congénita (el niño nace con esta enfermedad) del tubo neural. El tubo neural es un estrecho canal que padece una serie de transformaciones durante la vida intrauterina, en la tercera y cuarta semana del embarazo, y formará el cerebro y la médula espinal. La espina bífida se produce cuando la parte del tubo neural que formará la médula espinal no se cierra completamente.

Es una malformación grave ya que afecta al sistema nervioso central (la médula espinal), el aparato locomotor y es sistema genitourinario. La afectación del sistema nervioso central produce en un 90% de los casos, hidrocefalia y una pérdida de sensibilidad y fuerza más o menos importante en función del nivel de localización del mielomeningocele.

Causas

En la actualidad, hay consenso en que esta malformación se debe a la suma de dos factores: la predisposición genética y la deficiencia de ácido fólico antes de la concepción o la alteración de su metabolismo por fármacos o tóxicos. No es hereditaria. La posibilidad de tener un niño con alguno de estos defectos es de 1,8 a 2 por cada 1.000 nacimientos entre la población general. Si hay antecedentes familiares de algún tipo de defecto del tubo neural, hay mayor riesgo de tener un bebé con este defecto.

Tipos de defectos del tubo neural

  •  Defectos cerrados
    • Oculta o defecto de fusión vertebral: es un pequeño defecto en la formación de una vértebra y casi nunca afecta a la médula espinal ni a los nervios espinales que salen de ella. La mayoría de ocasiones pasa desapercibida para la persona  y se puede detectar de manera casual mediante una radiografía. La padecen aproximadamente un 15% de las personas sanas
    • Espina bífida cerrada: se produce al final del primer trimestre de embarazo y se caracterizan por presentarse como bultos en la zona lumbar baja, en ocasiones con algún mechón de pelo. Provocan una mínima lesión neurológica en las piernas pero, en muchas ocasiones, afectación de la vejiga (en forma de vejiga neurógena) que, además, puede no producir escapes de orina y por lo tanto pasar desapercibida.

     

  • Defectos abiertos
    • Meningocele: es un quiste o saco que contiene membranas de la capa protectora de la médula espinal (meninges), que asoman por la apertura de la columna vertebral. En el saco hay líquido cefalorraquídeo y, normalmente, no hay daño en los nervios. . Las personas que la padecen pueden tener discapacidades menores.
    • Mielomeningocele: el quiste contiene tejido nervioso y líquido cefalorraquídeo. La médula no se ha desarrollado completamente y está dañada, lo que ocasiona parálisis y pérdida del sentido del tacto, por debajo de la lesión. El grado de la parálisis depende del sitio donde se encuentra la Espina Bífida.

Esta es la forma más grave de Espina Bífida compatible con la vida, una de las causas más frecuentes de discapacidad física en la infancia, y la más frecuente de vejiga neurógena e intestino neurógeno.

Cuando consultar al médico

  • Si se tiene alguna anomalía en alguna zona de la espalda: vellosidad, mancha roja de nacimiento o hipopigmentada (color blanco), un hoyuelo o fosita profundo o un abultamiento de grasa
  • En caso de dolor en la espalda o en las piernas
  • Debilidad en las piernas
  • Deformidades en espalda, pies y piernas
  • Mal funcionamiento de la vejiga o los intestinos
  • Si se quieren tener hijos, ya que las mujeres con EB deben tomar una dosis más alta de ácido fólico para prevenirla.

¿Se puede prevenir?

Los estudios científicos explican que si las mujeres en edad fértil consumieran 0,4 mg de ácido fólico al menos 3 meses antes de quedar embarazada y durante el primer trimestre del embarazo, podrían reducir hasta en un 70% la probabilidad de tener un hijo con espina bífida.

El ácido fólico es un tipo de vitamina B esencial para el organismo. El cuerpo necesita mayor cantidad de vitaminas en periodos de rápido crecimiento, ocmo el embarazo y el desarrollo del feto.

Como muchos embarazos no son planeados, se recomienda a las mujeres en edad fértil una dieta rica en ácido fólico: verduras de hoja verde, carne o cereales.

¿Se puede detectar antes del nacimiento?

El diagnóstico prenatal de la espina bífida es posible mediante un serie de pruebas que se realizan a la embarazada. Estas pruebas tienen sus limitaciones y algún caso de espina bífida puede no ser identificado:

  • Los niveles de alfafetoproteína en la sangre materna son muy elevados si el feto tiene un defecto en el tubo neural
  • En la ecografía prenatal se pueden observar alteraciones en la columna vertebral y en el cerebro
  • La amniocentesis

¿Cómo se trata?

No hay un tratamiento definitivo para la espina bífida pero si procedimientos que ayudan a minimizar las consecuencias de la enfermedad y mejorar la calidad de vida del paciente.

Si el defecto se diagnostica intraútero se practica una cesárea electiva para minimizar el riesgo de lesiones añadidas si pasara por el canal del parto.

Lo primero que hay que hacer es el cierre quirúrgico del defecto; con esta intervención quirúrgica no restauraremos el déficit neurológico, pues es imposible, sino prevenimos la infección secundaria del sistema nervioso central. En el caso de que exista hidrocefalia se deberás colocar al bebé una válvula de derivación ventricular.

En el tratamiento posterior se debe reducir al mínimo las deformidades y maximizar  las capacidades del niño para promover su autoestima e independencia, evitando la sobreprotección.

En muchos casos necesitan un soporte para su movilidad: muletas, soportes o sillas de ruedas.

En los últimos 40 años con el tratamiento multidisciplinar de estos niños se ha conseguido que el 90% sobrevivan hasta la edad adulta y un 80% tienen una inteligencia normal.

Por otro lado, las discapacidades físicas pueden afectar profundamente el desarrollo emocional y social de un niño. Es importante que los médicos, profesores y padres entiendan las capacidades y limitaciones físicas del niño. Para promover su crecimiento personal, se debe motivar a los pequeños para que sean independientes, participen en actividades con otros niños sin discapacidad y se responsabilicen de su propio cuidado.

 

Publicado por Dra. Esther Martínez
- 3 Nov, 2021
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