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Infecciones respiratorias en personas mayores

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Las vías aéreas superiores poseen un sistema defensivo que posibilita que el aire llegue libre de gérmenes.
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Montse Queralt
Especialista en Medicina de Familia y Geriatría de MAPFRE

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Las infecciones del árbol respiratorio son unas de las enfermedades más frecuentes en los ancianos y causan aproximadamente el 25% de las consultas médicas, siendo la cuarta causa de ingreso hospitalario.

Los cambios que se producen en las personas mayores en el aparato respiratorio y en el sistema inmunitario hacen que estas enfermedades sean frecuentes y con mayores complicaciones que en otros segmentos de edad. Además, las enfermedades que coexisten en los ancianos y la polifarmacia que conllevan complican el pronóstico y tratamiento de las enfermedades respiratorias agudas.

Tipos de infecciones

Estas infecciones pueden clasificarse según el nivel del aparato respiratorio que afecten. Así se puede hablar de:

Infecciones de vías altas

¡Suelen ser víricas y afectan a la parte más alta del árbol respiratorio, es decir, nariz, garganta o faringe y laringe. Suelen producir dolor al tragar, producción de moco por nariz (acuoso al inicio del cuadro y más espeso al final), tos seca o con escasa expectoración blanquecina, afonía, estornudos y malestar general. Raramente puede ir acompañado de febrícula. Es lo que se conoce como resfriado o catarro.

El tratamiento es principalmente sintomático, con antitérmicos y analgésicos, antitusivos suaves y antihistamínicos a dosis bajas (hay medicamentos que los combinan), pero principalmente se debe disminuir la actividad habitual (no hace falta el reposo absoluto en principio), aumentar la ingesta de líquidos para fluidificar el moco y usar terapias físicas como gargarismos con infusión de tomillo y lavados nasales con suero fisiológico.

Bronquitis aguda

Aunque son víricas en la mayoría de casos, también pueden ser bacterianas desde el inicio o bronquitis aguda por sobreinfección. Se afecta la tráquea y los bronquios. La clínica puede iniciarse como un catarro al que se añaden tos persistente con expectoración mucosa o purulenta (si hay afectación bacteriana). En ocasiones, si hay espasmo bronquial, se producen sibilantes, como en el asma. Además hay dolor retroesternal, fiebre, malestar general y en casos más severos sensación de falta de aire, de ahogo (disnea).

En ancianos frágiles puede suponer la descompensación de enfermedades coexistentes (insuficiencia cardíaca, diabetes, etc.). Para el tratamiento, además de sintomático con analgésicos y aumento de la ingesta de líquidos, pueden ser necesarios antitusivos o mucolíticos, antibióticos y broncodilatadores; el médico decidirá en cada caso qué utilizar.

Neumonía

Es la infección por virus, bacterias e incluso hongos del tejido pulmonar, lo que ocasiona dificultad en el intercambio de gases de la respiración. A cualquier edad reviste gravedad, pero en las personas ancianas esto es aun más importante, ya que presenta más complicaciones y mortalidad, por la comorbilidad y la fragilidad de este tipo de pacientes.

La clínica suele ser fiebre alta y malestar general, dolor torácico, ahogo y  tos con expectoración purulenta, pero en algunos casos (según el germen causante) y sobre todo en los ancianos, la clínica puede que no sea tan florida. A menudo la neumonía se presenta como disminución de la consciencia, delirio con alucinaciones, caídas de repetición o simplemente fiebre sin foco aparente.

El diagnóstico se sospecha en caso de clínica sugestiva, pero la confirmación viene de la mano de la exploración física, la analítica y la radiografía pulmonar. El tratamiento se basa en el uso de antibióticos, cuya elección depende del tipo de neumonía que se presente, y en medidas de soporte como oxígeno, antitérmicos y broncodilatadores. Siempre es imprescindible el control médico estricto.

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Publicado por Montse Queralt
- 3 Nov, 2021
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