Aunque no es obligatorio utilizar neumáticos específicos durante la época de frío, es una práctica común en algunos países europeos y resulta interesante conocer las ventajas de llevar neumáticos de invierno, para valorar en su justa medida si es o no una necesidad en cada caso, ya que suponen un gasto extra.
El aumento de la seguridad y la comodidad son las dos principales ventajas de llevar neumáticos de invierno. Por una parte, son la única alternativa eficaz y legal al uso de cadenas. En segundo lugar, reducen los riesgos y el peligro que conllevan algunos fenómenos meteorológicos como la lluvia o el hielo.
Los neumáticos de invierno deben montarse en las cuatro ruedas del coche y, según los expertos, pueden utilizarse sin problemas desde octubre hasta mayo. Aunque siempre dependen del clima y las condiciones meteorológicas del lugar, las cubiertas de invierno están diseñadas para rendir mejor y ser más eficaces en condiciones extremas de frio, bajas temperaturas y sobre nieve y/o hielo.
Las principales ventajas de usar neumáticos de invierno se resumen en:
- Menor riesgo de sufrir aquaplaning.
- Mayor capacidad de adherencia y agarre a la carretera con lo que se consigue una conducción mucho más segura y con menos riesgos de sufrir siniestros.
- Menor distancia de frenado sobre calzadas húmedas.
- Máxima seguridad al conducir sobre nieve, hielo, agua o superficies embarradas.
Este conjunto de ventajas de llevar neumáticos de invierno, sin embargo, se disfrutan en determinadas condiciones y situaciones:
- Cuando se va a transitar por montaña o se visitan habitualmente pistas de esquí.
- Siempre que se conduzca por lugares en los que en invierno la temperatura media sea inferior a los siete grados. Está demostrado que los neumáticos de invierno a partir de esta temperatura presentan un mejor rendimiento que las cubiertas convencionales.
- Si el lugar de residencia es una ciudad con frecuentes lluvias y heladas, aunque solo nieve de forma esporádica.
Los neumáticos de invierno resultan un 10 por ciento de media más caros, pero si habitualmente el conductor se enfrenta a las situaciones descritas puede resultar rentable, ya que al aumentar la seguridad y disminuir los siniestros, el seguro del coche puede resultar más barato y el desgaste de los frenos será menor, por ejemplo; con el consecuente ahorro.