Los problemas de visión, en concreto los trastornos de la refracción, son dolencias frecuentes en la población española, aunque a veces es difícil relacionar sus causas y sus síntomas con la enfermedad que realmente tenemos. Por este motivo, os mostramos las principales diferencias entre miopía y astigmatismo.
Las características más importantes de la miopía son:
- Está causada porque los globos oculares tienen un diámetro mayor o porque la curvatura de la córnea es excesiva.
- En la miopía los rayos que entran al ojo forman su imagen delante de la retina y, por lo tanto, la imagen se presenta borrosa.
- La vista borrosa afecta únicamente a objetos lejanos.
- Suele manifestarse en la infancia y se estabiliza con la edad.
En cuanto al astigmatismo, las personas que padecen esta dificultad visual tienen en común los siguientes aspectos:
- El astigmatismo se produce por una curvatura irregular de la córnea.
- La imagen siempre es borrosa, independientemente de la distancia de los objetos.
- El enfoque de la imagen tiene lugar delante o detrás de la retina.
- Puede desarrollarse a cualquier edad.
Y es que la principal función del ojo es enfocar la imagen que percibe la retina para que posteriormente esta información sea trasladada al cerebro.
Las diferencias entre miopía y astigmatismo también están presentes en los síntomas que muestran cada una de las dolencias. En el primer caso, pueden tener lugar los siguientes:
- Fatiga visual, dificultad para ver con nitidez objetos lejanos.
- Dolores de cabeza.
- Entrecerrar los ojos para ver con nitidez los objetos situados a una distancia mayor.
- Estrabismo.
- Tensión ocular.
Y, en las personas que tengan astigmatismo, lo más común es que se cumplan los siguientes:
- Vista borrosa, dificultad para distinguir detalles.
- Dolores de cabeza.
- Excesiva sensibilidad a la luz.
- Visión doble.
- Entrecerrar los ojos para enfocar la imagen.
Además de las diferencias entre miopía y astigmatismo, es importante destacar que tienen en común que, a día de hoy, es posible corregirlas. De hecho, los seguros de salud suelen incluir coberturas, obligatorias u opcionales, para la cirugía de estas dolencias, así como de la hipermetropía o la presbicia.