El síndrome de disfunción cognitiva (SDC) se produce por una serie de cambios en los cerebros de los perros, principalmente por el envejecimiento de nuestro compañero. Si queremos ponernos técnicos, se debe a la acumulación de la proteína beta-amiloide en el cerebro. Este cúmulo de péptidos produce plaquetas. Sumadas a la destrucción de las células nerviosas del cerebro en los perros, cuyo espacio es rellenado por el fluido cerebral, e impiden una correcta transmisión de la información.
El síndrome de disfunción cognitiva aparece en perros envejecidos, casi siempre con más de 10 años de edad. Aunque no se haya identificado una correlación causal clara, sí que se ha demostrado que tiene un fuerte componente genético y que suele ser de carácter hereditario.
Los síntomas son similares a los de la demencia o la senilidad: el perro ve alterados sus ritmos de sueño, durmiendo de día y activos por la noche; estar confundidos con espacios familiares del hogar; pasando mucho tiempo en el mismo sitio; sin responder a llamadas o a órdenes; desorientación; un menor interés en salir a la calle; cambios en la interacción con los humanos; o problemas de adiestramiento, como hacer sus necesidades dentro de casa.
Si bien estos son síntomas que se pueden generar simplemente por la edad avanzada, si se presentan en conjunto, posiblemente se trate del síndrome de disfunción cognitiva. Sin embargo, hay varias enfermedades que pueden ayudar al desarrollo de este síndrome, como la enfermedad de Cushing, desórdenes de tiroides, diabetes, cáncer o enfermedades del sistema renal o muscular.
Problemas de comportamiento, como una falta de adiestramiento correcto, carencias de interacción social, ansiedad por separación o fobias también pueden ayudar a que se desarrollen estos síntomas.
Sospecho que mi perro tiene SDC, ¿qué puedo hacer?
No existe una cura para el síndrome de disfunción cognitiva canino, pero sus síntomas se pueden paliar con medicación y terapias. Una de las más efectivas es la Selegilina (conocida por su nombre comercial, Anipryl o Eldepryl), un medicamento usado para combatir la enfermedad de Parkinson en los humanos. Todo esto, claro, debe ser recetado por un veterinario, pues una dosis incorrecta podría poner en peligro la vida del animal.
Cambios en las rutinas como el aumento del ejercicio, juguetes nuevos o el aprendizaje de nuevas órdenes ayudan al desarrollo de la memoria de los perros y hacen más manejable el síndrome de disfunción cognitiva canino. Existen, además, remedios alternativos como la acupuntura o introducir hierbas medicinales en sus dietas.
Es importante que un perro que padezca este síndrome tenga una transición a la enfermedad lo menos estresante posible. El entorno de su hogar debe ser familiar y con pocos obstáculos, para evitar su confusión. Cambiar los muebles de sitio no es buena idea. Las órdenes deben ser dadas de forma clara y corta y las sesiones de juego deben ser frecuentes, pero cortas. Los perros, especialmente los mayores, son animales de rutina y su alimentación debería estar regida también por un horario fijo.
Así, garantizaremos que el perro vivirá más tiempo y feliz con los menores síntomas posibles generados por el síndrome.
Y recuerda que con los Seguros de Mascotas MAPFRE, las visitas al veterinario están cubiertas. Si sospechas que tu perro está desarrollando el síndrome, consulta a tu veterinario y recuerda que puedes frenarlo (pero no curarlo, lamentablemente) con la medicación y los cuidados adecuados. Con los expertos, podrás estar tranquilo sabiendo que tu compañero peludo tiene la mejor atención que existe.