Sin embargo, para otros, estos días serán más duros que de costumbre: las personas que están ingresadas en un hospital y sus familiares deberán continuar con su rutina de tratamientos y médicos, y siempre entre las mismas cuatro paredes. De ellos, los hay que reciben la visita de sus seres queridos, lo que les aporta mayor consuelo, pero también hay otros que prefieren que estas fechas pasen de largo lo más pronto posible.
Celebrar en un hospital
Para conseguir este objetivo, los hospitales se adornan de una manera especial. Pasillos y habitaciones se llenan de espumillón, nacimientos, árboles de Navidad, luces, guirnaldas… Además, muchos de ellos suelen incluir en la medida de lo posible un menú especial, siempre atendiendo a aquello que puede comer cada uno. A veces basta con un cambio en la presentación y otras con la inclusión de un plato o ingrediente diferente para hacer que ese día sea ajeno a la rutina hospitalaria. También se suele permitir la entrada de los familiares en los días clave, para comer o cenar juntos, como ocurre en la unidad de Pediatría Oncológica del Hospital La Paz, en Madrid. En Nochebuena y Nochevieja, los niños pueden cenar con sus padres en la habitación o en una sala acomodada para la ocasión. Y es que la salud emocional del niño es tan importante como el tratamiento médico.
El resto, despende de la buena voluntad, la creatividad y la inventiva del personal sanitario: desde improvisar conciertos de villancicos en las habitaciones o poner música, hasta realizar visitas especiales a los más pequeños del hospital, con un encuentro personal con Papa Noel y los Reyes Magos, que aprovechan la ocasión para ofrecerles sus regalos en ese mismo momento. También se programan visitas de otras personas que, con su sola presencia, animan a los pacientes, como bomberos, jugadores de fútbol o baloncesto, etc.
Todos estos gestos son un soplo de aire fresco, no solo para el paciente –que por unos momentos puede olvidar su situación-, sino también para los familiares que los acompañan, a los que aporta serenidad, tranquilidad y unos instantes de descanso.
Además, para aquellos enfermos que no reciben visitas de familiares, se organizan actividades personalizadas encaminadas a acompañarles en estos días, reduciendo la tristeza, la nostalgia, y permitiéndole pasar un rato alegre y sin tensiones.
El personal sanitario
Todo esto se hace, al fin y al cabo, con un único fin: conseguir que nadie se sienta solo y hacer más llevadera la estancia en el hospital. Y los frutos son muchos: se crea una
conexión especial entre pacientes y sanitarios; una enorme familia en la que apoyarse para sobrellevar los momentos más duros.