Las primeras veces son ellos los que acuden entusiasmados al baño para iniciarse en el universo de la higiene bucal. Pero conforme pasan los días o los meses, la rutina hace que pierdan la emoción y eso de lavarse los dientes pasa a engrosar su lista de actividades aburridas.
Es entonces cuando debemos entrar en juego y actuar, pero ¿qué podemos hacer para que recobren la ilusión y se acostumbren a lavarse los dientes ellos solos?
Cómo acostumbrar a los niños a lavarse los dientes
Para comenzar con buen pie se les debe iniciar en esta actividad a los dos años. Antes de esa edad, y desde que le salgan sus dos primeros dientes, son los padres los que deben lavárselos. Pero, como decimos, a partir de los dos años es la edad perfecta para que los niños se cepillen ellos solos los dientes aunque siempre con la supervisión de los padres.
La elección del cepillo y la pasta son importantes. El primero debe estar adaptado al tamaño de su boca, mientras que el dentífrico debe ser suave. Hay que tener en cuenta que muchos niños no saben escupir y corren el riesgo de tragarse la pasta, por eso es fundamental comprar una que haya sido formulada expresamente para ellos. Elige una que tenga un sabor agradable y esté libre de sustancias que, aunque son habituales en productos de limpieza dental, para los niños resultan agresivas.
Seleccionados los productos adecuados, ya podemos proceder a hacer del cepillado de dientes una tarea agradable siguiendo estos consejos:
- Dando ejemplo: es la acción más básica para conseguir que los niños conviertan el cepillado en una rutina diaria. Si ellos ven que nos lavamos los dientes y que, además, lo hacemos con gusto, su curiosidad natural y su afán por imitarnos harán que lo repita con entusiasmo.
- Alabando los resultados: igual que después del baño se les dice que huelen bien o que están muy guapos, con la boca hay que hacer lo mismo, diciéndoles cosas como “que dientes más brillantes” o “qué sonrisa tan bonita”.
- Explicando por qué hay que hacerlo: relatar los beneficios de mantener una buena higiene bucal les ayudará a comprender mejor por qué deben hacerlo. Eso sí, hay que dar explicaciones acordes a su edad.
- Pidiéndoles ayuda: los niños siempre están deseando colaborar con los mayores, por lo que si les pedimos que nos ayuden a lavarnos los dientes se convertirá en algo que ellos mismos querrán imitar.
- Haciendo un ritual festivo: acompañar el momento del lavado de los dientes con una música que les guste es una buena forma de conducirles con una sonrisa al baño para emprender la tarea de buen grado.
- Recreando un cuento: los cuentos son una excelente herramienta para motivar a los niños a desempeñar una determinada tarea sin dar indicaciones directas y consiguiendo que crean que lo hacen ellos porque quieren. Inventa una historia en la que él sea el protagonista y que gire en torno al cepillado de los dientes.
- Usando un revelador de placa: existe un producto que, cuando se aplica en la boca, colorea la placa bacteriana y pone de manifiesto cuáles son las zonas en las que hay que incidir más con la limpieza. No sólo sirve para ser más eficaces, sino que a los niños le encantará ver dónde tienen que poner más énfasis convirtiendo la actividad en un juego muy saludable.
Acostumbrar a los niños a lavarse los dientes es muy importante, ya que tener una boca saludable depende en gran medida de ello. Así, evitaremos que surjan problemas de caries o de enfermedades más graves que puedan marcarles en el futuro. Además, es más fácil que mantengan los buenos hábitos si los han aprendido e interiorizado desde pequeños que si tienen que empezar de cero más adelante. Por eso, también se recomienda contar con un buen seguro dental que proteja la salud bucodental a través de servicios odontoestomatológicos generales y preventivos, entre otras prestaciones.