Tanto si eres el arrendador como si eres el arrendatario, es decir, tanto si eres el dueño del inmueble como si vas a ser el inquilino, en cualquier caso, es recomendable firmar un contrato de alquiler sujeto a ley y sin errores para poder hacer frente a cualquier incidencia o anomalía para lo cual es fundamental saber cómo formalizar el contrato de alquiler de una vivienda.
Una vez que se ha llegado a un acuerdo verbal personal, privado o público, con el dueño del inmueble. Los expertos recuerdan que hay que saber cómo formalizar el contrato de alquiler para que este resulte efectivo, válido y seguro. Este documento debe recoger derechos, deberes y obligaciones de ambas partes –arrendador y arrendatario- , así como definir las condiciones generales y particulares, además de las características concretas del alquiler.
El contrato de alquiler correctamente firmado y recogido por escrito en su totalidad, será el vínculo de unión que regirá la relación de alquiler entre el dueño del inmueble y su inquilino, y en principio y de modo general, se convierte en el documento legal de referencia para ambas partes ante dudas de obligaciones o derechos, por ejemplo.
De forma ineludible, los contratos de alquiler deben de incluir la identidad completa de ambos contratantes y firmantes, la identificación de la finca, la cuantía pactada del alquiler –la renta- y la duración de la relación de alquiler. Luego suelen completarse con cláusulas adicionales que recogen detalles prácticos y funcionales sobre el alquiler.
Estas condiciones particulares descritas en las cláusulas adicionales, deben ser pactadas por ambas partes. Suelen referirse a detalles como la forma de renovación del contrato de alquiler, los periodos legales de aviso, las obligaciones del casero respeto a accidentes y mantenimiento de la vivienda, las cuantías de la finanza y las posibilidades de reembolso, entre otros detalles.
A pesar de saber cómo formalizar un contrato de alquiler de una vivienda y aun teniendo en cuanta todos los consejos y detalles, la realidad indica que suelen surgir motivos de discordia o desavenencias, por lo que también resulta muy útil contar con un seguro de protección jurídica que se encargará de asistir y/o asesorar al titular en el caso de reclamaciones o problemas con el alquiler.